Penetración Cultural, Genocidio Cultural
POR:JAIME BRUNO
NUEVA YORK.-Teniendo a penas unos doce o trece años de edad, llegó a mis manos por una vía que estos momentos no recuerdo un libro titulado “Penetración Cultural, Genocidio Cultural” el cual leí con mucha avidez. En esos tiempos la penetración cultural comenzaba a desarrollarse fuertemente en medio de un nacionalismo que inspiraba a toda la juventud a luchar por un mejor país, por lo que este tema se debatía en muchas de las conversaciones de adultos y las cuales yo escuchaba.
Después de la muerte de Doña Zayda Ginebra viuda Lovaton, quien fue presidenta de la Comisión Nacional de Espectáculos y Radiofonías, y gran defensora de los mejores valores de la Republica Dominicana, no hemos tenido una persona que este a la altura de esa gran dama, o por lo menos que controle lo que se dice o se ve en la radio o televisión. Todavía muchas personas dicen hoy día: “ayy si Doña Zayda estuviera viva”.
En estos momentos la penetración cultural es un hecho omnipotente, el cual podemos encontrar hasta en los lugares más insospechados, siempre con un objetivo único y pertinaz de desnaturalizar nuestro pasado, que olvidemos nuestros valores, que nos olvidemos de donde venimos, que tiremos por la borda nuestra cultura, nuestra identidad y hasta el nacionalismo mismo. La penetración cultural brilla como el sol incentivando la deformación del lenguaje, motivando a nuestros jóvenes a apreciar muchas cosas que son triviales y de mal gusto, que realmente no tienen importancia, colocándolos en un lugar que no puedan competir, condenándolos a ser inferiores, y así convertirlos en imitadores de tercera categoría de lo extranjero o consumidores para toda la vida.
Podemos ver en la actualidad que esta maquinaria gigante de la”comunicación Social” en nuestro país solo presenta a la población una programación con muchas trivialidades, con mucho contenido sexual y con todos los temas que no nos importan. Las consecuencias son obvias y están ahí: Mi país, carente de sus raíces, con poca cultura en sus museos, un teatro nacional en el abandono, y un conjunto de voces que desde el teatro de Bellas Artes hasta los clubes de nuestros barrios gritando: ¡Vamos a enaltecer los atributos básicos de la identidad de nuestro pueblo, enriqueciendo el desarrollo de nuestra lengua!.
Esperando sigue este pueblo, que dentro de ese “caldero de grillos”, toda esta maraña y este infinito bombardeo de superhombres, reguetoneros, y modelos irreales que supuestamente les garantizan el éxito a nuestra juventud, aparezcan lideres que no permitan que en silencio la azarosa penetración cultural se convierta en un GENOCIDIO CULTURAL.
Por: Jaime M. Bruno
Jamesbrurd@yahoo.com