Mi Ventana Óptica Rajoy, Monarquía, y Puigdemont

Por Alejandro Almánzar

España, como ninguna otra nación, está dispuesta a permitir de buena gana un desprendimiento, que represente pérdida de su espacio terrestre, y mucho menos, mostrar al mundo su debilidad institucional.

 

De ahí, que al gobernante Rajoy, no le quedara otro camino que recurrir al salvoconducto institucional, el artículo 55, de su Constitución, para detener una aventura de dos o tres revoltosos, encabezados por Carles Puigdemont.

 

Aventura, porque al parecer, tanto el presidente de la Generalidad o Generalitat, como los funcionarios que siguieron sus pasos, desconocía el poder de dicho artículo, para tronchar sus planes segregacionistas.

 

Su error fue, no tomar en cuenta al pueblo para sus planes, recurriendo a métodos ilegales para una intentona de esa naturaleza, que jamás tendría éxitos, sin contar con la anuencia de los catalanes, o por lo menos de un 50% de ellos.

 

Cuando escuché la opinión de nuestro Joan Manuel Serrat, opuesto al proyecto, supe se trataba de algo personal del grupo en el poder, por tratarse de alguien que se coloca siempre del lado de la verdad y la razón.

 

Los independentistas pudieron tener la razón, y la verdad, pero les faltó el sentido común, algo indispensable para alcanzar objetivos. Fue un paso desacertado, desconocer la soberanía de su pueblo, e intentar hacerlo maliciosamente.

 

De ahí, que la autoridad española, sin mayor trauma, pudo abortarlo, viéndose los aventureros obligados a tomar el exilio. No es tan fácil, convencer a un nacional para que, de la noche a la mañana, abandone su identidad.

 

Por justa que parezca la causa, dominicanos de múltiples generaciones, todavía se identifican con sus raíces española. Mal calcularía entonces, la autoridad catalana, arrancarle de porrazo a la gente su conexión con España.

 

Convocaron un Referéndum, que de acuerdo a las autoridades, estuvo viciado. Y siendo así, ahí mismo perdieron la legitimidad, porque si buscaban una Independencia vía la ilegalidad, sus actos nunca serian ceñidos a las leyes.

 

Sólo actúa así, quien no tiene el aval del pueblo, incluyendo el empresariado, con el que debían contar para sostener el Estado naciente. Regularmente, estos procesos se dan, cuando el ciudadano no se identifica con sus raíces.

 

Pero lo que más puede justificar el desprendimiento de un Estado de cualquier nación, es la falta de libertad, mala distribución de sus riquezas, en que los recursos que generan se desvían a objetivos contrarios a su desarrollo.

 

Los catalanes, pudieran estar sintiendo el peso de un sistema monárquico, que consume sin trabajar el sacrificio de su sudor, y por eso intentan el rompimiento, una región productiva, que le aporta a España  cerca del 19% de su PIB.

 

Saben igualmente, los problemas económicos y de desarrollo de España, es producto de mantener a una Monarquía, que poco o nada les aporta, que no sea pobreza, para ellos y su entorno darse la buena vida, a merced de los contribuyentes.

 

Por eso no es extraño, que el rey y su séquito se opusieran radicalmente al proceso independentista. España todavía reciente de sus antiguas Colonias que un día decidieron trillar senderos diferentes a sus dictámenes.

 

Sabrán los catalanes entonces, hasta dónde llegarían sus autoridades para impedir a cualquier precio esa acción. Hablo incluso, de Colonias que esa nación dejó abandonadas después de saquearlas, dejando a sus ciudadanos al garete.

 

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