España refuerza los sistemas de acogida ante la explosión migratoria

MADRID. El Gobierno de España destinará 30 millones de euros de aquí a final de año para reforzar los dispositivos migratorios de acogida, ante la creciente llegada de inmigrantes, por tierra y mar, que ha puesto al borde del colapso los centros de atención habilitados en distintas ciudades del sur del país.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) alertó ayer de que el ritmo actual de llegada de inmigrantes y refugiados a España a través de la ruta occidental del Mediterráneo, un total de 20.992 en lo que va de año, puede hacer que el país supere a finales de este mes la cifra de todo 2017, que fue de 22.108.

Ante este situación, el Ejecutivo español ha diseñado un “plan de emergencia” para intensificar los mecanismos de atención humanitaria y los centros de derivación de los inmigrantes que en los últimos días se encuentran desbordados, según explicó la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio.

El plan responde además a la petición de diversas ONG, entre ellas Acnur y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), que reclaman una “estrategia nacional” para gestionar la llegada de inmigrantes, basada en un “protocolo unificado” que evite la vulneración de sus derechos.

En rueda de prensa, Valerio detalló que la intención es “reforzar todos los dispositivos que están operando en la costa” y aseguró que desde el Ejecutivo español están “ocupados en buscar una solución” a la presión migratoria, después de que en las últimas semanas la llegada de inmigrantes se haya incrementado a cifras que alcanzan algunos días el millar de personas.

El anuncio se produce un día después de que 602 inmigrantes subsaharianos consiguieran entrar a España saltando la valla que separa la ciudad autónoma española de Ceuta y Marruecos de forma violenta, causando heridas de diversa consideración a 22 agentes de la Guardia Civil.

“Nos preocupa y nos ocupa lo que está sucediendo. Evidentemente, hay que reforzar los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en número de funcionarios”, indicó Valerio, quien expresó “todo su apoyo” a los agentes heridos.

El salto a las vallas fronterizas que rodean las ciudades españolas de Ceuta y Melilla en el norte de África ha sido un modo habitual de llegar a España por parte de los inmigrantes, aunque en los últimos meses la llegada de estas personas se venía haciendo por mar.

Del 1 de enero al 15 de julio de este año se produjeron 3.125 entradas irregulares por vía terrestre a Ceuta y Melilla, frente a los 16.872 inmigrantes irregulares que llegaron a las costas mediterráneas de España.

Estas fronteras terrestres con Marruecos están delimitadas por vallas de alambres con púas o cuchillas, conocidas como “concertinas”, muy criticadas por las ONG, que el actual gobierno socialista de Pedro Sánchez se ha comprometido a retirar, en coordinación con Marruecos.

Como parte de la búsqueda de soluciones a la explosión migratoria, el ministro español del Interior, Fernando Grande-Marlaska, viajará el próximo lunes 30 a Mauritania para reunirse con su par, Ahmedou uld Abdala, y con el presidente del país, Mohamed uld Abdel Aziz.

Las costas mauritanas fueron en el pasado uno de los puntos calientes de salida de cayucos con inmigrantes subsaharianos en dirección al archipiélago atlántico español de Canarias.

El pasado febrero el anterior ministro del Interior de España, Juan Ignacio Zoido, visitó también Nuakchot y Nuadibú para reforzar la colaboración con las autoridades mauritanas y destacó que entre 2015 y 2017 no había llegado a Canarias ningún inmigrante irregular desde Mauritania.

Pero los intentos de la emigración clandestina hacia las islas se han multiplicado recientemente.

Mientras tanto, el Gobierno de España sigue insistiendo en que el de los inmigrantes, es “un asunto que convoca a toda la Unión Europea” y por eso la ministra de Migraciones volvió a solicitar hoy a Bruselas “más recursos y más ayudas” para contener la presión en la frontera sur española, la principal puerta de entrada a Europa tras la negativa de Italia a abrir sus puertos a los barcos de rescate.

“Necesitamos más recursos y más ayuda de la Unión Europea porque esto es un problema colectivo, global, pero que para los países con esta presión migratoria se convierte en una situación problemática”, afirmó Magdalena Valerio.

AGENCIA  EFE