Mi Ventana Óptica Con falsas expectativas

Por Alejandro Almánzar

Como quien despierta jubiloso, por un sueño o revelación durante la noche, así sorprende cada cambio de gobierno al dominicano, para luego comprobar, se trataba de una falsa expectativa, que vendida como sueño, resulta una pesadilla.

 

Pero insólito es, que cansados de elecciones sin resultados prometedores para el pueblo, todavía demos crédito a promesas de campañas. La nueva tentación es Luis Abinader, surgido de unas elecciones donde la abstención casi ronda el 50%.

 

Como niño entretenido el día de Reyes con nuevos juguetes, ansiosos de ver disminuir la pesada carga de injusticia cumulada con el paso del tiempo, la gente se aferra a quienes desde la oposición ofrecen un cambio, que regularmente resulta traumático.

 

He vivido procesos electorales desde 1974, en especial, 1978, cuando el país hastiado de corrupción, criminalidad, y represión política, salió a desafiar al régimen de Balaguer, quien a sangre y fuego intentaba retener el poder.

 

Desde entonces, la gente recibe un cambio, que sólo cambia de figuras, y tampoco pretendo negar que hayamos avanzado, mucho se ha logrado en términos de derechos, libertades, en lo académico, hasta en lo económico y social, pero falta.

 

A pesar de tantos años en democracia, aún sentimos sed de justicia, de aplicación de la ley, del respeto a la institucionalidad, donde desaparezca el temor de en cualquier momento despertarnos dominados por una dictadura.

 

En el pasado, la preocupación era que militares irrumpieran y abortaran un régimen democrático, pero hoy, la amenaza proviene de supuestos demócratas, y las asonadas militares evolucionaron en golpes constitucionales, con idénticos resultados.

 

La Democracia creó un Corso, para que quienes roban al Estado no sean tocados. Es soñar, creer que la solución de esos males está en poder de uno de estos personajes elegidos, sabiendo no tenemos una dictadura de la Ley que garantice esto.

 

El país se conformaría, con saber, existe castigo para quienes se valen de las funciones oficiales para agenciarse impunidad, acumulando riquezas, que familias nacidas en cuna no exhiben en un siglo de trabajo, como sucede actualmente.

 

Si la lucha es quitar un malo, para poner otro igual o peor, no saldremos nunca de la corrupción, responsable de esa pobreza que azota a nuestra nación, pues mientras la gente empobrece, políticos y empresarios aumentan sus fortunas.

 

Es algo endémico, que circula por las venas del cuerpo social, posee ejes irrompibles, porque está enclavada en la cúspide empresarial y otros sectores. A Balaguer, sólo le faltó admitir, que los gobernantes son reos de ellos, con los que se pacta o se corre el riesgo de salir del poder.

 

Ejemplo Bosch, se negó a pactar, y lo derrocaron. Esas voces pidiendo la cabeza de corruptos que salen del poder hoy, es como ponerle una camisa de fuerza al nuevo gobierno, que sin el concurso de la sociedad no puede hacer nada al respecto.

 

Luis debe disfrutar mínimo de un año de gracia, para que desarrolle su plan de trabajo sin oposición. Pero preocupa, esté haciendo nombramientos, sin hablar de un plan de austeridad, que incluya bajar salarios de funcionarios mientras dure la pandemia.

 

Por eso, no me hago falsas expectativas con dicho cambio, pues ya tenemos mucho camino recorrido en esa dirección y todos dan la misma suma. No pueden combatir la corrupción, porque gente suya tienen cola de paja, que al acercarse al fuego, pueden quemarse.

 

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