Mi Ventana Óptica Las confesiones de Girón

Por Alejandro Almánzar
A confesión de las partes, relevo de pruebas magistrado, dicen los abogados en estrado. Cuando Leonel Fernández denunció que en Palacio Nacional durante la gestión presidencial de Danilo Medina se había aposentado una especie de mafia siciliana, que tenía al Estado como fuente de hacer negocios en base al enriquecimiento ilícito, no presté mucha atención, pensando que podía tratarse de la lucha interna que políticamente libraban ambos dirigentes por el control del PLD de Juan Bosch, lo que luego terminó con la división y su salida abrupta del poder, además, de que los políticos nos tienen tan acostumbrados a ese tipo de denuncias sin aportar pruebas que regularmente la gente no le hace caso.
Con tantos casos de corrupción denunciados, sólo porque la actividad política lo contamina todo, muchos ni les prestamos atención, pues el tema del mal uso de recursos públicos por ciertos políticos desde el poder ya se ha convertido en algo que la gente ni importancia da, dependiendo de los intereses.
Pero la aparición en escena del mayor Alejandro Girón, explicando el proceder de sus superiores para quienes trabajó durante ese gobierno, comprobamos que lo expresado por el hijo de doña Yolanda Reyna se quedó corto, si lo revelado por este oficial se puede comprobar judicialmente.
Y en cada comparecencia frente al tribunal sustentando el expediente del Ministerio Público, el militar evidencia hasta dónde grupos de militares y políticos se asocian para robarse los fondos del Estado, como si los mismos no le pertenecieran a alguien que los pueda reclamar.
En su última comparecencia, el testigo clave de los fiscales que llevan los casos, puso como ejemplo la compra de teléfonos IPhone, que sólo de escucharlo, a cualquiera le produce revoltura en las vísceras, pues de acuerdo a lo denunciado, sólo en usar un personal para viajar al extranjero a comprarlos se invertía millones de pesos del presupuesto de la nación.
Dijo Girón, que para comprar 20 o 30 dispositivos de estos, era necesario enviar con todo pago a un personal numeroso, lo que significa que, si eran treinta celulares, debían ir 30 personas, porque las empresas donde lo adquirían no vendían mas de uno por persona.
Me lastima saber que, en un país, con tantas carencias, tengamos que escuchar testimonios como estos sobre el derroche del dinero que debe usarse para la salud, educación y eficientizar los servicios de obras públicas que por necesidad demandan los ciudadanos.
Por ahí vemos niños recibiendo docencia en condiciones deplorables, mientras escuchamos dichas revelaciones, cuarteles de policías, que dan pena y vergüenza, cayéndose a pedazos, porque el dinero del presupuesto para eso no puede alcanzar, mientras funcionarios civiles y uniformados sólo se propongan salir millonarios de los cargos.
Para escuchar al tocayo Alejandro Girón y no sentir indignación y deseo hasta de vomitar, debíamos haber perdido la capacidad no sólo de asombro, si no, el escrúpulo como entes vivientes, alguien que nunca haya pensado en la ética y la moral de los individuos.
Las confesiones de Girón, evidencian el irrespeto y desconsideración de esos sectores de poder hacia el pueblo dominicano, que obliga a una profilaxis en la actividad política, limpiar esos estamentos militares, convertidos en guaridas de corruptos, ahondando mas la pobreza, para que la gente se vea obligada a hacer peligrosas vueltas en busca de mejor vida.
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