Mi ventana óptica Un tesoro escondido

Por Alejandro Almánzar
Haciendo “pininos” como periodista en Santiago, en el desaparecido periódico El Siglo, ayudado por el profesor Ramón Lora, abracé la investigación periodística, pues nunca me he encantado por un diarismo repetitivo de lo que políticos, empresarios y religiosos desean ver publicado en los medios.
Entre tantas figuras que me honraron en esos inicios encaminando mis pasos hacia dicho oficio, tengo a bien recordar a Erasmo Martínez, un referente del lente desde joven, de él en prensa escrita y de Cesar Santos, en la televisión coseché lo mejor.
El primero, abandonó este plano, pero sigue vivo en quienes tuvimos el honor de conocerlo y trabajar a su lado. Pero no es del amigo ido a destiempo que voy a hablar. Semanalmente, salíamos en busca de informaciones fuera de la cotidianidad, internándonos en escarpadas montañas, como si hubiésemos dirigido nuestros pasos de lo que quizás, como decían nuestros viejos, buscando lo que no se nos había perdido.
Aquel día, el destino escogido fue el Mogote, montaña que sobrepasa los 950 metros de altura sobre el nivel del mar, localizada en la provincia Espaillat, Villa Trina, Moca. Ya adentrados en la espesura y estacionados sobre la cima, algo nos llamó a la atención.
Una bandera flotaba allí, como señalando un lugar específico, el cual nos resultó de mucho interés, se trata de una placa colocada, como si marcara un punto de referencia más allá de la altura del Mogote que parecía guardar algún secreto. Entrevistamos autoridades y ciudadanos del entorno sobre el significado de esta, mientras el lente de Erasmo intentaba arrancarla para llevarla con nosotros.
Los funcionarios no revelaron mucha información al respecto, pero la versión más socorrida entre sus moradores era que esa chapa la habían dejado ahí los españoles en busca de oro y creen que esta reserva verde guarda en su seno una riqueza que a lo mejor nuestro país nunca haya decidido conocer.
Otros afirmaban, que la misma esconde un yacimiento de petróleo, que España guardó celosamente, para un día ir a explotarlo, ya eso en estos tiempos podríamos descartarlo, si se tratara ciertamente del oro negro, porque el mundo está reclamando el fin de los carburantes fósiles para proteger el Medio Ambiente.
Al llegar a la ciudad, antes de iniciar la redacción del reportaje, buscamos opiniones de entendidos en la materia y casi todos coincidían en que esto sólo era elucubraciones de gente del pueblo, porque nadie tenía los estudios de factibilidad para demostrar nada y en eso coincidíamos, ya que, las cátedras enseñan no afirmar nada que no se haya comprobado.
Pero hoy, cuando desde litorales externos se afanan en hacer colapsar lo que fuera la Hispaniola, usando a Haití, donde sus ciudadanos han demostrado que sólo saben destruir, pudiera haber algo de cierto de lo que sostenían aquellos ciudadanos.
Estamos frente a sectores, que no abandonan la idea de volver a controlar y explotar todo lo que en su seno contiene el primer asentamiento que invadieron en 1492 y que llamaron “Descubrimiento del Nuevo Mundo”.
Y el Mogote, como otras montañas de Quisqueya, pudiera guardar tesoros escondidos que estos dejaron para continuar sus andanzas que la piratería del siglo XV le proporcionó para cumular fortunas de la peor manera, con el presente trabajo quiero honrar al amigo y colega Erasmo en quien esté reencarnado actualmente.
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