Sobrino segundo

 

Por Fernando A. De León

 

 La Cafetera, emblemático y vetusto establecimiento de la calle del Conde Peatonal, en la Zona Colonial, no solo es epicentro donde se reúnen artistas plásticos, periodistas, intelectuales y hasta bohemios; también deviene en un local que conforma un diccionario de dudas.

 En el lugar, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO,   se amplían los conocimientos sobre temas diversos de nuestro acervo cultural. Esto, porque además de los precitados, a La Cafetera acuden profesionales de diversas disciplinas.

 En el celebrado establecimiento pude aclarar una duda que tenía desde hace tiempo. Confirmé algo en el que la mayoría de los dominicanos estamos equivocados: el hijo de un primo hermano no es solo eso; no, es mi sobrino segundo. No todos estamos contestes de este lazo familiar.

 Y parecería lógico porque los hijos o hijas del hermano de mi padre y mi madre, no únicamente son primos. En la exacta genealogía familiar también se les considera hermano; esto, aunque sea en segundo grado.

 Niurka Pina, a quien consideraba mi prima, siempre me dice tío. Pero realmente es mi sobrina segunda, es decir, hija de un primo hermano ya fallecido. No sé si ella está consciente o no de esta clasificación parental o, me dice tío solo por afectos de familia.

 Del mismo modo, son mis sobrinos segundos, los nacidos en Puerto Rico, hijos de mi desaparecido primo hermano, Rafael Pina. En estos casos, desaparece aquello de prima o primo segundo.

 Subsecuentemente, por vía materna, los hijos de mis primos hermanos de Sánchez, Samaná, Pedro De León, Ovidio y otros, también son mis sobrinos segundos.

 Pero debo decir que en La Cafetera, nuestro cotidiano contertulio tiene la capacidad de desenhebrar dudosos e intrincados temas. Esto, además de discutir varias aristas del saber; ser tolerantes y desapasionados en lo político partidario.

 El autor es periodista, miembro del CDP en Nueva York, donde reside.