Mi ventana óptica Una Ley basura

Por Alejandro Almánzar
Como he dicho antes, el periodista no puede más que advertir al pueblo sobre la maldad política, tampoco el prócer Duarte, podría más que advertirnos del peligro que asecha la nación con enemigos internos y externos, aprovechando cualquier debilidad institucional para buscar destruirla.
Si seguimos distraídos en banalidades, obviando estas advertencias, un día nos acostamos en la claridad y despertaremos en las tinieblas, con un despropósito como el del pasado 15 de enero y la ley 1-24, que elimina nuestras garantías constitucionales de un plumazo.
Nuestro error sería, confiarnos en un Congreso Nacional, con categoría de Primer Poder del Estado, pero sólo en papeles, utilizado como madriguera de víboras al servicio de intereses asquerosos, obrando con iniquidad contra su pueblo.
Aprovechando el derrotero en que la corrupción ha ido arrastrándonos, con las instituciones cada día más debilitadas, de lo contrario, hoy el presidente estaría respondiendo por promulgar una ley violatoria de la Constitución.
Me da la razón, cuando he dicho que el Congreso sólo representa una carga económica para los dominicanos, donde un grupo de delincuentes se aposenta para hacerse millonarios pasando leyes como la 87-01, sobre Seguridad Social, para beneficio del empresariado.
Donde quienes dicen representar a los ciudadanos no aprueban una ley, ni levantan una mano sin que envuelva beneficios para ellos, no es casual entonces, que diputados y senadores admitan haber invertido cientos de millones de pesos para alcanzar la curul.
Como el senador Antonio Taveras, quien públicamente dijo invirtió 250 millones de pesos para ganar la senaduría. Evidenciando, que Miguel Gutiérrez, no fue el único en aparecer en una Circunscripción con un maletín reventado de dólares comprando una plaza congresual.
El senador Taveras, gastó según sus propias palabras, 4,237,288 dólares calculado al 59 por uno, que serían más, pues en ese momento la taza del dólar estaba más bajita. Pero nadie se imagina a un hombre de (negocio lícito) invertir tanto dinero sólo por amor al país.
Sobre todo, cuando esta ley acaba de desnudar los niveles de putrefacción que carcome al mal llamado primer poder del Estado, donde dice el presidente de los diputados, Alfredo Pacheco, que “todos se equivocaron” escondiendo su vileza.
En lugar de admitir, que la función de congresista o regidor, es un negocio lucrativo que compite con el narcotráfico, donde no se aprueba nada que no implique sobornos, sin importar cuanto se perjudique la sociedad.
Al legislador lo sobornan para que estando presente no se oponga al proyecto o para que se quede en casa mientras sea conocida la pieza. El que se abstiene de votar, también recibe lo suyo según he sabido, al estilo un mercado persa.
Me dicen, que cuando estos proyectos son enviados del Ejecutivo, ahí se reparten cientos de millones de pesos para hacerlos aprobar. Desde que el consultor jurídico envía el proyecto, ya todos saben la cantidad que eso envuelve para reunir cuórum, sobre todo, al tratarse de una pieza compleja como esta que convierte al presidente en amo y señor de los derechos de las personas.
Pasando esta ley basura de Abinader, están pensando como los Trujillo, de que el país era una finca suya que nunca dejarían de administrar. Un craso error, pues los héroes del 30 de Mayo están aquí, dispuestos nuevamente a restaurar la democracia cuantas veces sea necesario.
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