¿Lenguaje sucio?

Por Fernando A. De León
En su obra, La democracia en América, el celebérrimo jurista, historiador, y escritor francés Alexis de Tocqueville, luego de visitar a Estados Unidos sostuvo que, gobernantes o presidentes, no deben divinizarse.
Pero al margen de ese criterio, en República Dominicana se da una situación muy interesante. Prácticamente existe una doble moral, adversando lo que dijo de Tocqueville, en nuestro país se adora en extremo, a los mandatarios; aunque luego les digan hasta del mal de que van a morir.
Debido a que los creemos dioses del Olimpo, los presidentes-no solo el presidente Luis Abinader-, casi siempre, luego de repetir en la presidencia a través del voto popular, con no poca frecuencia son objetos de insultos. Lo que llamó “lenguaje sucio” el pastor evangélico Ezequiel Molina, sin especificar si son periodistas profesionales de larga data los que insultan al mandatario, o simples comunicadores u opinantes.
Pero a pesar de lo que opinan los adláteres del gobernante de turno que son tercamente intolerantes, se debe entender-aunque no estemos de acuerdo-, que en un pueblo con educación deficiente resulta cuasi normal que, después de observar que Abinader no ha cumplido con lo prometido y todo sigue igual o peor, algunos se despachen despotricando contra el mandatario.
¿Cuál debe ser la tarea inmediata? Hacer ingentes esfuerzos para educar al pueblo dominicano, o que el mandatario cumpla en lo máximo con lo prometido, y gobierne como se debe; no ser fantasioso y jamás mentir. Esto, porque defenestrar lo que dice de Tocqueville en cuanto a no sacralizar a presidentes y gobernantes, a todas luces, es imposible.
Pero, hay que aclarar que una cosa es insultar al mandatario con palabrotas impublicables, y otra es, criticar las políticas públicas de su gestión gubernativa. ¿Hay derecho o no a disentir, o ello también entraña un lenguaje sucio? Y por cierto, no hemos conocido un mandatario al que se la haya llamado ladrón tantas veces, como a Danilo Medina. Esto, sin negar que en su gobierno hubo diversas modalidades de corruptelas.