Lecciones que aprender

Por Fernando A. De León
En el presente, que parece guardar similitud con la pasada guerra fría, con el avance de diversas modalidades de comunicaciones que especulan y calumnian, los periodistas que fustigan a sectores en el poder deben entender que, en cualquier momento, también pueden ser objeto de infundios.
Y para enfrentar acusaciones lo aconsejable es defenderse con comedimiento, sin ofender ni zaherir a quienes quieren poner las cosas en claro. Si fuera cierto, en ocasiones, recibir dinero sin chantaje ni extorsión no es un delito; lo cuestionable sería la doble moral. Por lo demás, no debe envidiarse el progreso de ningún periodista.
Pero hay que agregar un detalle, no en todas las circunstancias las denuncias sobre desaciertos deben cesar súbitamente, sobre todo si como ya se ha percibido hay un gobierno con estilo distinto pero no muy diferenciado del anterior. Todo indicaría que se cumplió con una dirección.
No es justo retirarse apresuradamente y abandonar la fusta, porque entonces se pensaría que solo hubo un interés oculto que nada tiene que ver con querer sanear nuestro tejido político-social.
En una sociedad donde se dice hay sosiego político y relativa paz, pero fluctuante, genera suspicacias el guardar silencio ahora, si los que fueron catapultados al poder en 2020 han dado muestras de ser iguales o peores. Así las cosas, hay incertidumbre sobre periodistas que habrían recibido dineros de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
Y ello se agrava cuando, en la cúspide de organismos “vigilantes”, supuestamente sin tendencias partidarias que respaldaron esas denuncias y movimiento de masas, los de sus principalías son premiados con cargos claves en estamentos del poder.
Todo parece empañarse más, si algunos acusados de recibir dádivas o como quiera llamársele, por parte de Usaid, exhiben una defensa no moderada; sin elegancia, humildad y sencillez.
En casos tan delicados debe haber resiliencia. Hay que ser comedido y entender que hay otros colegas o personas que suelen ser tan inquisitivos como ellos. La vehemencia con soberbia e irrespeto, no nos hace más verticales que los demás.
El autor es periodista, miembro del CDP en Nueva York, donde reside.